lunes, 9 de noviembre de 2009

Deseos de un lunes de julio.

Fue aquel lunes. Él la llamó después de mucho tiempo. Ella se sorprendió por ello. No se habían hablado por mas de diez meses y una serie de mal entendidos desde cuando todo acabó. Nunca fueron amigos, ni antes ni después y curiosamente este hecho hacia aun mas intrigante el motivo de la llamada. De todos modos ella contestó. Entre una serie de rodeos y confusiones, él le propuso un nuevo reto.

Era una tarde de lluvia, una de esas donde los recuerdos danzan al compás del viento.
Se encontraron en aquel parque, como la última vez. Allí lo escuchó detenidamente. Aun confundida, aceptó. Pero debía mantener suma cautela, para no despertar ningún tipo de sospechas. Una extraña sensación se apodero de su cuerpo, algo entre la confusión y un naciente deseo . Y solo era eso. Un deseo.

La lluvia se hacía cada vez mas intensa, entonces ella lo invito a tomar unos tragos en su apartamento. Se sentaron en el mueble junto a la puerta y le ofreció un whisky para calentarse un poco por el frió, él aceptó, aunque de todos modos no era necesario, pues el ambiente empezaba a calentarse.

Intentaron dialogar, saber que había ocurrido durante todo este tiempo, pero de pronto un mudo silencio lleno el lugar. Solo atinaron a mirarse fijamente, cara a cara por largo tiempo. En sus pupilas se leían los recuerdos, que poco a poco iba invadiendo sus memorias. Cada cual mas intenso, cada cual mas vivo, cada cual mas real.

Luego de que salieron de aquel trance, un silencio incomodo invadió la sala. Solo dio pie para más confusiones rebuscadas. En un y abrir y cerrar de ojos, ella lo besó sin saber por qué. ¿Impulso tal vez? no se podría asegurar. Sin embargo él la correspondió y de una forma que no se esperaba, de repente ese beso pasaba a otro plano, es ahí cuando el whisky cumplía su propósito de calentar aun mas el lugar. Fue apasionado, largo y duradero poco a poco sus labios bajaron por su cuello, es allí cuando los sentidos no se pueden controlar y el instinto es predominante.Nada podía detener el momento en donde las cosas se ponían aun mas ardientes.
Ella lo llevo a su habitación. Se recostó sobre su cama, con la inocencia de una princesa que nadie toca. En las pupilas de el, se refleja desnuda. Sus labios dulces bajaron por su camisa y sus manos suaves recorrían todo su cuerpo. Se iban desnudando bajo la luna poquito a poco. Tan vulnerables,hambrientos como lobos salvajes y el calor no se dispersaba. La conciencia no existía. No había espacio para la razón, solo se escuchaban sus latidos palpitando fuerte. Caricias dulces y otras salvajes, sedientos. Ahogándose en su propio sudor. ¡Qué encuentro!, parecía que todo aquello a su alrededor se consumía por la llama ardiente que transmitían. Más fuerte que simplemente hacer el amor, más que unos simples amantes. Prisioneros de la seducción.

Locos, totalmente desquiciados y cegados por su insaciable deseo.

Luego de algunas horas despertaron juntos.Rieron. ambos habían perdido totalmente la cabeza en su afán de probarse uno al otro que la llama no existía, que el tiempo la había borrado, de pronto se dieron cuenta de la locura cometida, la carne es débil, no lo tomaron en cuenta. Y sus parejas, no lo sabrían, no debían saberlo. Una locura. Al fin y al cabo, ellos no volverían a estar juntos, pero no dejarían de cruzarse por el largo camino.

Fue lo mejor de aquella noche, incluso más ardiente que sus experiencias pasadas.Luego de un baño frío, él buscó su ropa, se vistió, tomó su abrigo y se dispuso a marcharse. Ella lo acompañó hacia la puerta, y con un beso sellaron la travesura. Con una sonrisa picara ella le prometía un nuevo encuentro. Y así fue.
Parece que el tiempo y la distancia aumentan el deseo de la cercanía. Deseos carnales.
Ella volvió a su habitación y se acostó en su cama, abrazando su almohada,con confusos pensamientos, y con una sonrisa se durmió. De pronto sonó el teléfono.
-¿hola? ¿Quien es?


…Era un sueño….

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